sábado, 19 de enero de 2013

Etapa 2-De Puerto Canoa a Aila



















Desde el camping, se camina bordeando el lago pero campo más arriba. Desde Pichicuyín, o Pici Cullín, durante dos kilómetros, se atraviesan varias tranqueras. Hay que ir abriendo y cerrando las tranqueras. Hasta el siguiente camping no hay marcas, pero la senda es clara. Esto se repite hasta el momento en lo poco caminado. No hay muchas marcas, no abundan, pero como hay mucha vegetación, la senda no se confunde con el resto del ambiente, y además no hay muchos caminos, sino ninguno, que salgan al cruce. A partir del segundo camping, hay que virar abruptamente a la izquierda y empezar a subir. Mi mochila, como de costumbre, pesa más de lo que debería, y, además, hoy estaba mal acomodada. Luego descubrí que era la olla, daba contra un borde y ese borde contra mi espalda, refregándome a lo largo de cuatro horas de subidas y bajadas. Hay que cruzar áreas encharcadas, equilibrando sobre troncos o piedras, y también hay que cruzar varios ríos. Casi todos están playos, en uno, utilicé los zapatitos de vadeo, también se puede cruzar descalzo, al menos en el de hoy.
Aila es muy lindo. Puse mi carpa en un lugar bastante privado. Tengo un fogón, pero casi no lo usé porque dos chicos de Mendoza y un hombre de Buenos Aires, me invitaron a comer y a tomar mates con ellos, así que usamos su fogón. Igual a mi me gusta tener mi rinconcito aparte. Bajé a la playa. Hizo calor, y no llovió, por suerte, y que no llueva mañana, sino cierran la senda. Lavé la ropa en el lago, me bañé, y tomé sol mientras se secaba la ropa. Bajo al lago detrás de la carpa, detrás de unos arbustos, es un espacio pequeño, encerrado entre piedras, para mí sola, topless a pleno.
El camino de hoy, después del segundo camping, sube y sube, zigzagueando, durante unas dos horas, trepping; se pierde de vista el lago. Después se calma la subida y cruza en medio de un bosque de pinos. Tranquilo, con algunos desniveles y varios mallines y áreas ahogadas o barrosas. Después se llega al camping, hay que registrarse, y la bajada abrupta, cruzando el río hasta los sitios de acampe. Cuesta 15 pesos. Los fogones son agrestes. No hay electricidad, ni baños, ni proveduría. La señora, Gladys, hace un pan casero muy rico. El señor que está con los chicos -Yamil y Tomi-, Emilio, compró pan, tomamos mate un buen rato.
Fueron 7 km, según el programa, 4 horas.

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