martes, 31 de enero de 2017

Día 2 – 12 de enero 2017 – desde Moquehue a Puesto Viejo

Arrancamos con todos nuestros petates prontos y bien desayunados, a las 9 de la mañana. A las 12 de mediodía no lográbamos aún dejar la diminuta pero lujosa vecindad de Moquehue, atrás. Seguíamos las referencias de la Guía de Campo 2014 ya que esta etapa de Huella Andina nunca fue habilitada ni señalizada. El camino ancho que sale a la derecha del puente sobre el río Quillahue y llega a un claro, ese camino nunca lo encontramos. Sí encontramos el puente, obvio, y si bien hay un camino ancho que sale a la derecha, a menos de 300 metros este camino vuelve sobre la ruta principal que conecta Aluminé-Ñorquinco.
 Intuimos que algo en la explicación estaba mal. Quizás era el camino a la izquierda, el que dice hacia Altos de Moquehue. Un par de nosotras salimos a averiguar. Una de las personas que contactamos resultó ser un guía, amable pero que por todos los medios trató de convencernos de que no saliéramos hacia Puesto Viejo. Lo primero que hizo fue preguntarnos: -ustedes saben lo que es Pulmari? Nos dio una cátedra y nos advirtió que no podíamos entrar ahí, que alguien monitoreaba esa región. Que nos iban a sacar. Que no nos obstinemos con eso. Que la Huella Andina no existe. Que algún inconsciente con un GPS dibujó esos mapas. Los mapas de la Guía son muy malos, es verdad. Sirven más de estorbo que de ayuda. Este guía nos quería mandar a una cascada a 8 km. Nos mandó en una dirección que dijo que se bifurcaba y nos podía conectar con ese sendero inexistente que nosotros queríamos tomar.  Intentamos salir por ahí pero seguíamos en medio de ese laberinto entre lujoso y polvoso. Por ahí estaba gendarmería, así que me acerqué a preguntar y la reacción fue horrible, casi violenta y de una ofuscación temible. Que no. Que no se podía. Que si entrábamos a Pulmari nos iban a tener que sacar. Intenté con la historia de la "promesa" y casi se me caían las lágrimas. -Por lo menos decime por dónde, le supliqué; el verdolaga, cruzado de brazos, asomó su mano larga por debajo del sobaco y saludó hacia el sur-sudoeste.
-y no seas tan mala onda de mandarnos a sacar -me despedí yo.
Al rato vadeamos un río por donde los autos también vadean, pasamos por un pequeño caserío, y llegamos a una tranquera que decía “Pulmari”, PROHIBIDO EL PASO; por supuesto pasamos.
Caminos de Pulmari
Caminos de Pulmari

Es un camino ancho, un bosque cada vez más agradable de pehuenes. Sube. A la mediahora hay una bifurcación o unión de dos caminos similares. Algo así figura en la Guía. Leímos y releímos y llegamos a la conclusión de que habíamos entrado por la boca errónea pero que estábamos bien y que debíamos seguir por el de nuestra derecha, el que sube hacia el sur. Era ese camino ya que, más adelante se encuentra con el cauce seco de piedras rosadas, pero aquí fue nuestra confusión. Seguimos caminando, tras cruzar ese cauce seco. Seguimos y seguimos en dirección oeste y luego subiendo y subiendo más al sur. Entramos a un bosque sombrío donde una huella se vislumbraba apenas sobre la hojarasca seca y opaca. Después llegamos a un lengal achaparrado y lo encaramos por nuestra derecha. Había una picada bien marcada y que había sido limpiada hacía un mínimo de dos días. Los machetazos estaban frescos en las ramas de los arbustos y los brotes caídos todavía verdes. Había huellas de un solo tipo de botas. Huellas grandes con suela de borcego pesado. Entre los ñires iba contorneando el sendero, siempre hacia el sur sudoeste. Bastante al oeste y con tendencia a subir. Cruzamos un arroyo caudaloso y de piedras grandes y luego varios mallines pequeñitos y un arroyo más tranquilo y angosto que se podía cruzar de un salto. Llegamos a una montaña pelada, con arenisca y algunas flores. El filo no estaba lejos.
Buscando el filo de un cerro Plomo

No estábamos seguros de que ese fuera el cerro Plomo a cuyo filo, según dice la Guía, debemos subir. El GPS de una compañera nos marcaba 1950 metros de altura, y el filo del Plomo decía estar a 1850 metros. Además, este GPS nos señalaba una distancia ya caminada de 20 km y la distancia de Moquehue a Puesto Viejo era mucho menor (según la Guía) de 13 a 14 km.
Buscando el filo del cerro Plomo
Subí al filo y estando arriba, con mi mochila y todo, no veía más que cerros grises y rosados con manchones salteados verdes; parte de la tropa me gritó desde abajo que preferían descansar por ahí abajo así que regresamos hasta el arroyo caudaloso de piedras grandes e improvisamos un vivac en una campito pequeño pero suficiente y bastante plano para desplegar nuestra toldería.
Organizamos un fogón prudente cerca de la corriente de agua, cenamos rico como siempre y descansamos tranquilos y contentos a pesar de no haber alcanzado nuestro destino del día.
Improvisamos campamento y vivac en lugar desconocido
Improvisamos campamento y vivac en lugar desconocido
Todavía no sabemos adónde estuvimos, pero estuvo bueno. Como dice un amigo en inglés "if there is no way, leave a trail."
Será por ahí el Cerro Plomo???


lunes, 30 de enero de 2017

Día 1 – 11 de enero 2017 – desde Villa Pehuenia a Moquehue


La idea de esta nueva Huella fue hacer todo el recorrido soñado por sus creadores, Estefanía y Walter. Si bien antes de empezar recibimos innumerables advertencias de que sería imposible atravesar las primeras etapas, sobre todo, nos decían, porque las comunidades mapuches no nos dejarían transitar por su territorio. A pesar de la reiteración de advertencias no dimos ni un paso atrás y tal como nos fuimos organizando a través de Facebook, Gmail, y un grupo de wasap, quienes decidimos arriesgar la partida desde Villa Pehuenia, punto inicial de la travesía, nos congregamos el día 11 de enero en el camping El Puente en la Angostura de Villa Pehuenia.



Atardecer en Villa Pehuena
Amanecer en Villa Pehuenia


A las 9 de la mañana estábamos ahí Joel, Johana, Jessica y Jesica, Mercedes, Huilen, yo y dos franceses, Marine y Pierre quienes no habían tenido contacto anterior con nuestro grupo pero que venían a Argentina a hacer la Huella Andina con la Guía de Campo 2014 impresa y sin tener ni idea ni advertencia de lo que estaba pasando o alguna vez pasó o nunca pasó con la Huella Andina.
Estos franceses, a quienes seguimos encontrando después en varios puntos del camino, se mostraron consternados y perdidos en esta primera etapa y decidieron no caminar ni la segunda ni la tercera y re-arrancar luego desde Ñorquinco.
Pero allá estábamos y allá íbamos el 11 de enero. Nos hicimos una foto enorme que yo no tengo y espero que alguien aporte al relato. Una foto larga entre cuyos marcos fue difícil hacer entrar a NUEVE caminantes con sus obesas mochilas.


La troup lista para la largada (foto gentileza Jess Garcia)

Largamos, en media hora llegamos al puesto mapuche de control de la comunidad Puel. Un joven salió de la casilla de madera a preguntar hacia dónde íbamos, le dijimos que queríamos ir hasta Moquehue. Nos preguntó si llevábamos guía a lo que yo expliqué que no, pero que hacía mucho tiempo había caminado ese sendero y quería regresar porque había “hecho una promesa” y que esos, mis amigos de toda la vida (a quienes conocía desde hacía media hora), estaban ahí para acompañarme. La conversación fue bastante breve y muy amable. El muchacho nos dejó pasar tranquilamente, sin ningún problema, sin advertirnos de nada, sin objeciones. Simplemente sonrió y dijo “pueden pasar”, y pasamos.
El camino es fácil. Es un camino ancho, vehicular. Más adelante hay un cartel de advertencia de no ir sin guía, hicimos caso omiso y seguimos caminando. Al llegar a la laguna de Matuthue, justo antes, el camino ancho vira a la izquierda, y no a la derecha como dice la guía de campo; si fuéramos hacia la derecha, estaríamos bordeando la laguna e iríamos hacia la casa de la pobladora Rosalía. Si no desviamos a la izquierda y seguimos recto unos 400 metros, llegamos a casa de un poblador con el que me acerqué a charlar. Muy amable. Este poblador me explicó que también se podía atravesar la loma frente a su casa. El grupo nuestro se dividió en dos. Unos fueron por el camino ancho desde donde comienza Matuthue, a la izquierda, y otros fuimos por una senda con huellas de animales, a través de la loma. Ambos grupos llegamos al mismo lugar donde hay que cruzar un arroyito de aguas mansas y claras, por otro camino ancho, justo donde hay una tranquera blanca que se puede cruzar por el costado.
Al poco de andar desde aquí, ya se vislumbra el lago Moquehue. Allí, en sus orillas, y luego de vadear el arroyo Blanco, encontramos a los franceses, desconcertados y perdidos, enojados también un poco por la falta de señalización de esta etapa 1 de la Huella.
Esta etapa 1 de la Huella nunca fue habilitada ni señalizada. Sin embargo no es difícil encontrar el rumbo y tanto el camino como las picadas y la dirección hacia el lago, son obvias y claras. 
Llegamos a Moquehue. Pasamos de largo el camping Trenel donde antes de mencionarlo ya nos advirtieron que seguir hacia Puesto Viejo, segunda etapa, era imposible, impensable, que no nos darían permiso y que no se puede pasar por ¿Pulmari?
Acampamos en pleno Moquehue, exclusivo enclave. Sólo para elegidos.
Luna llena en Moquehue


Nuestro campamento y equipo de lujo en Moquehue



Acampamos gratis junto al lago. Allí hicimos un fogón responsable, una buena cena, y disfrutamos de inmejorables vistas y compañía y charla y nos sentimos triunfantes por haber dado nuestro primer paso de manera exitosa. Estábamos felices y muy entusiasmados.

Vista desde la puerta de mi casa