lunes, 6 de febrero de 2017

Día 7 - 17 de enero de 2017 – desde Malalco Chico a Quillén

 El dolor de mi pierna se ha ido acentuando día a día. Cada día tomo más y más pastillas merced a la solidaridad de mis compañeros de caminata ya que nunca llevo medicamentos que no suelo usar jamás. Es la primera vez que me pasa esto. En la mañana me cuesta ponerme de pie. El primer paso es el más difícil. Casi no puedo caminar sin sostenerme de algo. El dolor es punzante. Muy feo. Pero hago de tripas corazón y esperanzo que como llegó, se vaya.
Bajando al Lago Quillén

El camino a Quillén es en bajada y la bajada, con el peso en la espalda y el dolor, es insoportable. Milagrosamente llega un punto en el que el dolor ha sido tanto que me deja de doler por completo. Eso creo, que es un milagro, y así les cuento a Joel y Mercedes que me esperan tras vadear el río llegando a la comunidad Lefiman, pero el milagro dura poco.
Descampado donde pastan ovejas, cerca de la llegada al Malalco Grande
La senda está marcada, hay un par de partes, nada más, donde puede ser confuso, pero dando un par de vueltas en derredor se verán las marcas y se podrá continuar.  Esto sucede por ejemplo al principio, cuando subimos una ladera rocosa, en una parte se enrarece el sendero pero hay una sola opción viable por donde se puede caminar sin grandes obstáculos ni dificultad y bien, es por ahí, después se camina por el bosque, todo en bajada, hay sombra y el suelo es blando; llegando casi al río de Lefimán, pasa también que hay un descampado donde suelen pastar ovejas y no se alcanza  a ver desde un borde del descampado la embocadura de la senda al otro lado, es en diagonal, si caminamos ese descampado en diagonal, estará la marca enseguida en un árbol. 
A continuación nos toca sortear un mallín traicionero, imposible no meter la pata, y después se vadea el río Malalco Grande. Hay que mirar bien el lecho, cuidado por donde se camina para vadear ya que hay pozones profundos.
Tras vadear el Malalco, momento de un milagro

Arroyo Malalco Grande
Durante esta senda las marcas son las banderitas de Huella Andina pero también hay estacas con rayas amarillas o rojas, o circulitos amarillos de lata. A veces en esta última parte pueden confundirnos huellas de animales, pero hay prestar atención y se encontrará la buena senda.
Junto a ese río, Malalco Grande, en la comunidad Lefimán, se puede acampar y está bonito y es libre. Quizás es mejor que llegar hasta Quillén aunque el lago Quillén es maravilloso pero es lejos tener que llegar hasta el camping y de todos modos al día siguiente tendremos que caminar hasta el área de uso diurno del lago para buscar la salida, a dedo, hacia Junín de los Andes donde retomar la Huella.
A 3 kilómetros de esta área de acampe en Lefimán está la cabecera del Lago Quillén, la casa de piedra donde se efectúa el registro de llegada y el área de uso diurno del lago. A 1 km y medio más está el camping. 
Camino al camping de Quillén

Fogón y cena junto al Lago Quillén
El camping cuesta 120 y nos hicieron 100 por caminantes. La ducha caliente fue espectacular. Hay fogones en el piso pero no hay mesas ni bancos. 

El lago Quillén es hermoso.
Lago Quillén

Este día, a la tardecita, armando la cena al fogón, tuve el placer de encontrarme a Lucrecia, una amiga a quien no conocía personalmente pero con quien había hablado bastante a partir de la Huella Andina 2013.

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